La 'E. coli' despista a Alemania
Políticos y científicos, desconcertados por la bacteria
que ha causado 19 muertos - La OMS dice que el pepino español es inocuo
- Un restaurante de Lübeck, investigado
JUAN GÓMEZ | Hamburgo
El País 05/06/2011
¿Qué había en los famosos tres pepinos acusados de causar el brote de
infecciones en el norte de Alemania? Oficialmente exculpados de haber
provocado la ola de enfermedades y muertes, las autoridades locales que
dieron la infundada alarma mantienen todavía que estaban contaminados de
bacterias E.coli enterohemorrágicads (EHEC), dañinas para el ser humano.
Flemming Scheutz, en cambio, no cree que fueran EHEC. Es decir, no cree
que fueran hemorrágicas. Sino más bien que "eran prácticamente inocuas
para los humanos". Las bacterias Escherichia coli son viejas conocidas
de Scheutz: como director del centro de investigación bacteriana de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en Copenhague, el danés mantiene
con ellas el mismo trato íntimo que tenemos todos los humanos, pero
también una relación profesional.
Los hechos: una bacteria E.coli enterohemorrágica (EHEC) del serotipo
O104:H4 ha contagiado a miles de personas y sembrado la alarma en
Alemania. Ha matado a 19 pacientes. Varios centenares están ingresados,
decenas de los cuales cayeron en coma. La peor consecuencia de una
infección es el síndrome urémico hemolítico (HUS), que puede colapsar
los riñones y es mortal en más de un 5% de los casos. Así que Hamburgo,
una gran capital de la primera potencia europea, se ha convertido en el
epicentro de una ola infecciosa cuya virulencia asombró a los médicos.
El "gran esfuerzo" -económico y de personal- que las autoridades
invirtieron en encontrar el origen de la cepa solo ha conseguido, por
ahora, sembrar confusión y provocar pérdidas multimillonarias a los
agricultores españoles. No parece un saldo muy impresionante.
Cuando la preocupación por el creciente número de enfermos de EHEC
empezaba a hacer mella en la opinión pública, Hamburgo anunció que
habían encontrado bacterias malignas en tres pepinos españoles. Tardaron
cinco días antes de desmentir, este martes, que la hortaliza española
tuviera la culpa del brote infeccioso. La senadora (ministra) de Sanidad
local, la socialdemócrata Cornelia Prüfer-Storcks, no ve en ello ningún
error. Tampoco el Gobierno de Angela Merkel. La salud pública, dicen,
está por encima de consideraciones económicas.
Se vio Prüfer ante un dilema comprensible: sus científicos la informaron
de que tenían pepinos españoles infectados por algo que podía ser la
causa del brote que les estaba atestando los hospitales. Ella decidió
anunciarlo. A pesar de que insistió en su advertencia de no comer
"pepino, tomates ni lechuga crudos", la percepción general fue que la
culpa era solo del pepino español. Ni Prüfer ni el jefe del Instituto de
Higiene de Hamburgo Hans-Joachim Breetz ni la ministra federal de
Consumo, la socialcristiana bávara Ilse Aigner (CSU), hicieron gran cosa
por disipar esa idea. Cuando por fin lo desmintieron, Breetz y la
senadora no dejaron de insistir en que sus pepinos españoles estaban
contaminados por peligrosas EHEC. No del mismo serotipo que provocó la
infección, pero dañinas. Prüfer-Storcks llegó a afirmar: "Si yo fuera la
ministra de Sanidad de España, investigaría por qué hay EHEC en verduras
españolas".
¿De qué serotipo, entonces? Al teléfono desde una playa danesa, Scheutz
se extrañaba ayer de que aún no se sepa a ciencia cierta: "A mí no me
han mandado pruebas". ¿Qué daño habría causado en el consumidor? "Por lo
que me dicta la experiencia y por lo que sé hasta ahora, casi seguro que
ninguno". Scheutz, lo mismo que su colega hamburgués Holger Rohde, cree
que hubo "un fallo en la interpretación de los resultados de
laboratorio" en el Instituto de Higiene de Hamburgo. Hay "E. coli en
casi todos los alimentos; se precipitaron".
Las advertencias contra los vegetales se basan en encuestas científicas
a los pacientes. Indican que comieron muchos vegetales crudos antes de
caer enfermos. Eso es todo lo que se sabe, un mes después de que
surgieran los primeros casos. Nadie ha visto la cepa de EHEC O104 más
que en los análisis clínicos. A excepción de Scheutz, los expertos
consultados por este periódico son escépticos respecto a las
posibilidades de que se acabe encontrando la fuente de las infecciones.
También duda Breetz, el hombre que creyó dar con la aguja de EHEC en el
pepinar y hundió con ello las exportaciones de verduras españolas. Las
asociaciones del campo español dicen que perdieron cientos de millones
de euros.
Ayer se dieron los más recientes tanteos en busca de la fuente del
brote. Un restaurante de Lübeck, 70 kilómetros al noreste de Hamburgo,
"podría dar la pista". Comieron allí varias víctimas de la bacteria.
Ayer, las autoridades no encontraron allí rastro del EHEC, pero quieren
investigar a los proveedores de comida. Otra sospecha se dirige a una
fiesta de Hamburgo a principios de mayo.
En cuanto a las autoridades federales, observan un silencio atronador.
De Aigner no se sabe nada. Mucho menos aún del ministro de Sanidad,
Daniel Bahr. Ni siquiera han habilitado un centro operativo federal de
coordinación en la lucha contra la enfermedad. Toca a diario mendigar
datos de los múltiples centros implicados: el Instituto Robert Koch, la
Oficina Federal de Evaluación de Riesgos, el Instituto de Higiene de
Hamburgo, los 16 ministros de Sanidad con sus correspondientes
portavoces, las clínicas universitarias... Y cada uno dice una cosa. No
coinciden ni siquiera en el número de muertos.
La población, a tientas, se debate entre la indiferencia y la discreta
aceptación de las medidas higiénicas -no comer verduras crudas, lavarse
las manos, etcétera-. Pero la magnífica estampa primaveral que ofrece
Hamburgo en este soleado puente de la Ascensión no es la de una ciudad
atemorizada. Ni por asomo.
Crónica de una desorientación
- 16 de mayo. El pico del síndrome. El sistema de vigilancia
epidemiológico Eurosurveillance muestra un significativo aumento de caos
de síndrome urémico hemolítico, la manifestación más grave de la
infección por Escherichia coli.
- 26 de mayo. Los pepinos culpables. Con tres muertos y miles de
infectados por la bacteria, las autoridades sanitarias del Estado alemán
de Hamburgo acusan públicamente de un brote de E. coli a los pepinos
españoles (y a un tipo de pepino holandés) de ser el causante. La
Agencia Española de Seguridad Alimentaria, dependiente de Sanidad,
identifica a empresas de Málaga y Almería. España empieza a inmovilizar
lotes de pepinos.
- 27-30 de mayo. Descontrol y vía crucis del campo español. Mientras
continúan los análisis, la alerta se extiende por todo el continente. Se
paraliza prácticamente la exportación de verduras españolas a
Centroeuropa y Rusia y, en menor medida, a Reino Unido. El Gobierno de
Zapatero pone en duda que la verdura española sea la culpable en origen.
La Junta de Andalucía carga contra las autoridades alemanas. El campo
alemán también sufre enormemente la crisis, así como el holandés.
- 31 de mayo y 1 de junio. Exculpación y desasosiego. Las autoridades
alemanas rectifican y dicen que los pepinos españoles no portaban la
bacteria E. coli causante de la infección. La UE levanta la alerta que
pesaba sobre España, y ya se reclaman indemnizaciones. En el plano
sanitario, la realidad que queda al descubierto es que no se sabe aún ni
dónde está el foco ni cómo se propaga. Ya hay 17 muertos y más de 1.500
afectados.
- 2-3 de junio. Identificación de la bacteria. El origen de la ola
infecciosa es una variante hasta ahora desconocida de la bacteria E.
coli que, según los expertos, resiste más ante los antibióticos, se
adhiere más fácilmente a los intestinos y produce más toxinas.
- 4 de junio. La pista del restaurante. Se investiga un restaurante de
Lübeck, al norte del país, donde comieron a mediados de mayo 17
afectados. La infección ya afecta a 12 países aparte de Alemania.
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